Si un teléfono celular suena durante una reunión, su propietario tiene a menudo que sacarlo del bolsillo, cartera o bolso donde lo tenga guardado, antes de que pueda silenciarlo. Un método más discreto sería rechazar la llamada entrante presionando con uno de nuestros dedos sobre la otra mano. Un equipo de especialistas en computación de la Universidad de Sarre (Saarland) en Alemania y la de Carnegie Mellon en Estados Unidos está evaluando el uso potencial del cuerpo humano como superficie sensible al tacto para controlar dispositivos móviles.
Estos científicos han desarrollado pegatinas flexibles de goma de silicona con sensores sensibles a la presión que se ajustan a la piel. Operando sobre estas pegatinas sensibles al tacto, los usuarios pueden usar su propio cuerpo para controlar dispositivos móviles. Debido al material flexible utilizado, los sensores pueden ser fabricados en una amplia gama de formas, tamaños y diseños personalizados.
Alguien que lleve un reloj inteligente puede mirar un calendario o recibir correo electrónico sin tener que accionar nada que esté situado más lejos que su muñeca. Sin embargo, el área de interacción ofrecida por la parte frontal del reloj es tanto fija como pequeña, dificultando que se puedan presionar los botones individuales con la adecuada precisión. En cambio, el sistema en el que trabaja el equipo de Martin Weigel y Jürgen Steimle permite que ese espacio de interacción sea tan grande como la superficie de una buena parte de la mano o del brazo.
Las nuevas pegatinas sensibles al tacto hechas de silicona flexible y sensores eléctricamente conductores pueden ser llevadas sobre la piel. Las pegatinas pueden actuar como un espacio de acceso que recibe y ejecuta órdenes, y por tanto controla los dispositivos móviles. Dependiendo del tipo de pegatina para piel usado, aplicar presión sobre ella podría permitir, por ejemplo, responder una llamada entrante o ajustar el volumen de un reproductor de música. Las pegatinas permiten agrandar el espacio del panel de mandos que debe manejar el usuario, ya que pueden ser pegadas en prácticamente cualquier parte del cuerpo. El sistema iSkin permite al cuerpo humano conectarse a tecnología de una forma más directa que mediante las interfaces de usuario tradicionales.
Los usuarios pueden también diseñar sus propias pegatinas o parches iSkin sirviéndose para ello de una computadora, a fin de acomodarlos a sus gustos personales. Se necesita solo un sencillo programa de gráficos, según Weigel. Una de las pegatinas probadas, por ejemplo, está basada en signos de notación musical.
La silicona utilizada para fabricar los parches sensoriales los hace flexibles y estirables. Esto los vuelve muy fáciles de usar en un entorno cotidiano. Podemos simplemente enrollarlos y guardarlos en un bolsillo. También son inocuos para la piel, ya que se adhieren a ella mediante un adhesivo biocompatible y apto incluso para usos médicos. Los usuarios pueden por tanto decidir dónde quieren colocar el parche sensorial y cuánto tiempo llevarlo puesto.
Además de controlar música o llamadas telefónicas, la tecnología iSkin podría emplearse para muchas otras aplicaciones. Por ejemplo, se podría utilizar una pegatina teclado para escribir y enviar mensajes. Actualmente las pegatinas sensoriales están conectadas a través de un cable a un sistema informático. Sin embargo, en un futuro próximo, se podrán comunicar de forma inalámbrica con los dispositivos móviles.
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