En 2016 los wearables han pasado ya por muchas etapas, desde las primeras pulseras cuantificadoras hasta los actuales smartwatches, de gran nivel a día de hoy. Sin embargo, de entre todos ellos, probablemente fueran las Google Glass el wearable que más hype ha generado. Y no por su utilidad, aportación a los usuarios, y ni mucho menos, precio. Simplemente, les tocó vivir en una época en la que se buscaba lo próximo después del smartphone, y sonar a futuro suponía generar expectación. El tiempo ha hecho olvidar las gafas, pero nuevos wearables pueden llegar a nuestros ojos.
Según vemos en una nueva patente de Samsung, unas lentillas inteligentes con pantalla podrían sustituir el concepto de las antiguas Google Glass, y por supuesto, mejorarlo hacia algo que destaque por sí mismo, no el momento. También integra una cámara y sensores, controlados por el parpadeo. Hasta ahora se ha hecho seguimiento del párpado de manera externa, pero gracias a la posición y la integración de una lentilla, el reconocimiento puede ser instantáneo. Uno de sus usos sería desarrollar una realidad aumentada mejor que la que se ha visto hasta ahora.
La clave de que productos así se materialicen y se extiendan es la misma que sirve de base al resto de wearables, y diría que a todos los dispositivos que pretenden ser inteligentes: la invisibilidad. El problema de las Google Glass y otros modelos que hemos visto hasta ahora, es que convertían un concepto sencillo como unas gafas y hacían de ellas algo aparatoso y, según gustos, feo. La experiencia de uso no era buena, el precio era altísimo y nos teníamos que preocupar cada poco tiempo de cargarlas. No cumplían con casi ninguna necesidad. Pero, sobre todo, rompían la estética. No era tecnología del futuro, era tecnología del pasado intentando influir sobre el futuro.
Las lentillas, de entrada cambian todo eso. Al igual que los relojes han aprendido a camuflarse tras varios intentos, no existe nada que se integre de manera tan invisible en el cuerpo como unas lentillas, que es precisamente el motivo por el que pueden sustituir a las gafas. Además, al igual que la realidad virtual ha mejorado mucho, la realidad aumentada alcanza ya niveles que puede ser interesante utilizar en el día a día según actividad o lugar.
De momento hablamos de patentes, pero lo cierto es que hay aplicaciones prácticas para educación, compras, decoración y otros sectores que pueden impulsar positivamente el mercado para estas posibles lentillas inteligentes. Tendremos que esperar para ver qué nos trae ese posible futuro. Un futuro en el que el debate de la privacidad puede ser el gran protagonista. Porque cuanto más avancemos, más difícil saber si nos están mirando, o también grabando con la mirada.
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