No le gusta la palabra discapacidad, y desde que con 17 años se quedara sin piernas, sólo tiene un sueño, acabar con ella y que todos seamos iguales. Hugh Herr premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica, vaticinó en Oviedo que en unos 50 años las partes del cuerpo sintéticas tendrán mejores capacidades. "En el futuro brazos y piernas biónicas van a tener una funcionalidad mejor que las biológicas". Y ha puesto un ejemplo. Sus piernas biónicas mejoran cada año porque la tecnología avanza, pero el resto de su cuerpo se va deteriorando con el tiempo.
En el mundo futuro que describe Hugh Herr, cuando una persona se levante y tenga un dolor, por ejemplo debido a una artritis, se podrá modificar o cambiar esa zona de su cuerpo. El único peligro que corre la sociedad es que acepte que la discapacidad es algo inherente al ser humano y que hay que convivir con ella. En su opinión, "eso no debería ser así. Es inaceptable, hay que innovar y pensar en un futuro sin limitaciones", aseguró durante una rueda de prensa.
Herr, que perdió sus piernas tras pasar tres días a 30 grados bajo cero por una tormenta de nieve durante una escalada, recuerda que hubo quienes le dijeron que tendría que estar limitado para el resto de su vida y que no volvería a escalar. Nada más lejos de la realidad. "Los seres humanos no están rotos, es la tecnología la que lo está", se dijo asimismo entonces. Desde aquel momento se afana en mejorar una tecnología que avanza a pasos de gigante pero a coste elevado, según ha reconocido. "Cuando logremos reducir ese coste llegaremos a más personas.
Hoy en día sólo el 15 por ciento de las personas que necesitan este tipo de prótesis puede acceder a ellas en Estados Unidos. Pero también ocurrió lo mismo con los móviles, y "ahora todo el mundo tiene uno". "No hay que temer al progreso". Él puso un ejemplo: "Muchos de ustedes llevan gafas. Hace años se consideraba una discapacidad. Ahora nadie les consideraría más débiles, sino diferentes".
Para explicar el próximo paso de la ciencia no dudó en levantarse las perneras de su pantalón y quitarse una de sus prótesis. Con ella en la mano dijo que hay que seguir trabajando para mejorar la sensibilidad de esta tecnología, fusionarla con la piel y los huesos para que la podamos sentir.
El próximo año Herr se someterá a una cirugía para ponerle un implante en su cuerpo que va a permitir comunicar su sistema nervioso y las prótesis para poder moverse, sentir las extremidades biónicas, la fuerza y el tacto. "Si uno tiene una extremidad sintética que pueda sentir ¿importará que no sea biológica? No importará de lo que estemos hechos, sino lo que hagamos".
Nadie queda indiferente ante este luchador y ejemplo de superación y menos los más pequeños. En Avilés y ante un centenar de alumnos de primaria de 75 colegios de Asturias no ha dudado Herr en subirse de nuevo las perneras de su pantalón y dejarles ver sus prótesis biónicas, esas que le han valido el reconocimiento internacional y el premio que recogerá el próximo viernes en Oviedo.
Y los niños no pudieron evitar un ¡Hala! y una pregunta de Hugo, uno de ellos, "¿Eso también lo haces para niños?". Sorprendidos de que alguien con esas piezas pudiera ser capaz de caminar, le miraban asombrados. Le veían después de pasar las últimas semanas hablando de él en las escuelas. Para ellos este investigador es un genio que construyó sus primeras piernas de madera y metal, las actuales están hechas de silicona, titanio, aluminio y carbono, un ordenador y varias baterías.
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