Ya no es suficiente tener una muñeca sexual con los pechos abultados, delgada y con cuerpo tonificado. Ahora, los creadores de los robots han ido más allá.
Entre sus últimos inventos están las muñecas robot que tienen inteligencia artificial. Además, sus órganos sexuales son capaces de reproducir la temperatura que tienen los órganos de las personas y cuentan con la flexibilidad suficiente para poder realizar la mayoría de las posturas del Kamasutra. Existen tanto del género femenino como masculino.
Las tecnologías actuales permiten cubrir un molde con silicona que simula con gran realismo la piel humana, según la página especializada VICE.com. Sus precios oscilan entre los 5.000 y 15.000 dólares.
Para los expertos de la Fundación para la Robótica Responsable, sus objetivos son ayudar a las personas que tienen dificultades para mantener relaciones íntimas. Están aquellas que vivieron experiencias traumáticas, personas discapacitadas u hombres que sufren disfunción eréctil o eyaculación precoz. Sin embargo; no regular su actividad conlleva una serie de peligros y riesgos éticos, advierten expertos.
LOS MODELOS En España, se creó la primera muñeca sexual con inteligencia artificial. La empresa Abyss Creations, en EEUU, también avanza en esa línea con las Real Dolls, muñecas de silicona de tamaño natural y gran realismo. Serán lanzadas a fin de año. Su nombre será Harmony. Los robots podrán mover los ojos y hablar a través de una tableta conectada a una aplicación, de acuerdo con BBC Tecnología.
La compañía ya lanzó la aplicación para el celular, que permite a los usuarios programar estados de humor y voces para las muñecas. Puede ser malgeniada, iracunda o amorosa. Otra opción es la de la mujer celosa. Sus movimientos de cabeza, párpados y labios son un tanto burdos, y su conversación es aún limitada, reportó la revista especializada MDZ.
Samantha es otra robot sexual, también tiene inteligencia artificial, y es capaz de responder al afecto humano. Tiene tres modos de interacción: el familiar, el romántico y el sexual.
En Londres hay una iniciativa que causa alerta. Una empresa planea abrir una tienda con camareras robots que ofrecen a sus clientes cafés y felaciones. Barcelona ya tiene a las LumiDolls. Por alrededor de 80 dólares, precio promocional, el cliente podrá pasar una hora con la muñeca y cumplir sus fantasías. Hay cuatro modelos.
MÁS VARIEDADES La empresa True Companion comenzó a vender a Frigid Farrah, una muñeca preparada para recrear la escena sexual de una mujer que tiene en el rostro un gesto asustado, fruto del sometimiento. Sus creadores dijeron que el objetivo es permitir que cada uno pueda realizar sus sueños sexuales más privados.
La misma compañía ya ofreció con anterioridad un producto que fue muy cuestionado. Se trata de Young Yoko. “Oh... Tan joven, casi 18, y esperando a que le enseñes”, dice su descripción.
Otra muñeca que causa polémica es la de la empresa Trottla, fundada por el japonés Shin Takagi, un “pedófilo confeso” cuya compañía fabrica muñecas sexuales de niñas. En una entrevista al periódico The Atlantic dijo: “Estoy ayudando a la gente a expresar sus deseos de forma legal y ética. No merece la pena vivir si tienes que vivir con el deseo reprimido”.
En Canadá, el comprador de una de estas muñecas fue detenido en un aeropuerto y está acusado de posesión de pornografía infantil. Su caso que sigue en los tribunales. Mientras, en EEUU y otros países, este tipo de muñecas podrían ser legales, advierten diferentes instituciones.
En elmundo.es informaron que el sector de los robots factura más de 15.000 millones de dólares. También define la posibilidad de acostarse con un robot como robofilia. Se trata de una alternativa sexual que con el tiempo va ganando realismo. La práctica va ganando la curiosidad y está cada vez más presente en nuestro día a día.
Gabriel es para las mujeres
Gabriel es un muñeco hecho 100 por ciento de silicona con una apariencia muy realista, cuyo nombre hace un parangón al Arcángel Gabriel como “liberador del placer sexual de las mujeres”. La sexóloga inglesa Karley Sciortino, columnista sobre temas de sexualidad en Vogue y Vice, se encargó de documentar todo el proceso de creación del muñeco y ‘probarlo’ de primera mano, describiendo el órgano sexual de Gabriel como “increíblemente realista” con una textura casi tan suave y real como la piel de una persona.
Su precio promedio asciende a los 5.000 dólares.
El color de ojos, la piel, el cabello, la cantidad de vellos del cuerpo, contextura, el tamaño del miembro, entre otras características -e inclusive algunas excentricidades- son rasgos que las clientas eligen de acuerdo a sus preferencias.
Expertos hablan de los peligros de su uso
El aluvión de críticas a los creadores de estos robots sexuales sigue creciendo, según El Mundo.
La fundadora de la campaña Proyecto de Sexismo Diario Laura Bates encabeza las réplicas, asegurando en su columna de The New York Times que “la violación no es un acto de pasión sexual. Es un crimen de violencia” y que jamás se debería ofrecer a los violadores un escenario seguro para sus prácticas, del mismo modo que “tampoco hay que facilitarle las cosas a los asesinos entregándoles objetos realistas y sangrantes para apuñalar”. También se cuestionó el hecho de que estos androides disminuirán al mínimo la interacción entre las personas y arruinar su vida.
“Pueden convertir a las masas en maniacos adictos al sexo porque las máquinas nunca dirían que no”, explicó el investigador del Kirkwood College Joel Snell a Infobae.
El documento titulado “Nuestro futuro sexual con los robots”, alerta sobre el problema en el uso de robots sexuales que reproducen a niños. Establece que entre el 9 y 75 por ciento de las personas entrevistadas estaría dispuesta a tener sexo con estos androides.
Piden la creación de leyes internacionales. Todavía existe desacuerdo entre los expertos sobre si estos robots podrían prevenir crímenes sexuales, aunque la mayoría lo duda y cree que solo servirían para exacerbar los comportamientos que se intentan evitar.
La terapeuta María Eugenia Reatiga, psicóloga clínica con enfoque psicoanalítico, explicó a 20minutos.es, que una persona que use juguetes no necesariamente es fetichista.
“El uso de juguetes puede darse como un acto de creatividad. Lo insano del fetichismo es cuando prevalece por encima del interés por la vida sexual al servicio de la pareja, la necesidad de un objeto, y solo de este depende el erotismo. Es perjudicial cuando el deseo está ligado al objeto de manera predominante y exclusiva”, dijo en una entrevista en la página web de El Heraldo.
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